En el año 2007 abandoné definitivamente la cámara analógica depués de probar las bondades de las cámaras digitales, así que con una Minolta Dimage DMZ1 en mano comencé mi peregrinaje por un camino que me llevaría a encontrarme con los Picaflores.
Al inicio se me hacía imposible retratarlos, mis escasos logros aparecían cuando se posaban en las ramas de un Laurel para volver a volar hacia las flores.
Rápidos y diestros en el arte de volar, los miraba y admiraba, comencé a leer sobre ellos...a estudiarlos y a compartir muchas horas del día con estas fabulosas y diminutas máquinas de volar.
Si bien me hubiera gustado obtener resultados rápido, no fue hasta dos años después cuando comencé a entenderlos y lograr largas sesiones de fotografía en total armonía y compañerismo.
Así como beligerantes son también curiosos y confiados al sentirse seguros. Aprendí a reconocer sus diferentes estados de ánimo, (había días en que se posaban sobre mi pero no podía fotografiarlos en cambio en otros se ofrecían alegremente a sesiones), sus hábitos y mecánicas, aprendí también que son hábiles cazadores, se alimentan de insectos en una cantidad equivalente a la tercera parte e su peso corporral (+-5grs.) Cuando los veía cruzar las nubes de ninfas me apostaba cerca del bebedero sabiendo que podría obtener fotos testimoniales sobre su alimentación.
Hoy, a ocho años del inicio tengo una colección de casi tres mil fotos de Picaflores, así que de todo corazón agradezco a la Naturaleza y en especial a los Colibríes por tratarme tan bién!,
A los entusiastas de la fotografía de aves, les digo que prueben y perseveren, es un gran entrenamiento para las fotografías de acción ya que tienen los condimentos necesarios: "Rápidos y Furiosos".